Páginas

¡BIENVENID@!

¡BIENVENID@!

En este blog encontrarás las recetas que he ido descubriendo, adaptando, reinventando o creando… sin trigo, sin levaduras ni lácteos. Lo que en principio parece una limitación, se puede convertir, con un poco de cariño, imaginación y ganas de experimentar cosas nuevas en un reto apasionante que permite descubrir ingredientes y sabores antes desconocidos y ensanchar los horizontes de nuestra cocina de forma saludable y sabrosa... haciéndonos sentir que el mejor restaurante está en nuestra propia casa.

lunes, 23 de mayo de 2011

Pan Rallado sin Trigo ni Levaduras (VG)


Entre mis recuerdos de infancia se encuentra la elaboración del pan rallado. Antes (y de este “antes” del que hablo no hace tanto, no soy tan mayor) era costumbre, al menos en esta zona o en mi familia, dedicar a esta labor un ratín a la semana para aprovechar los restos de pan duro que iban quedando. Para ello en casa se utilizaba una máquina ex profeso, que ya había pertenecido a mi abuela y que aún debe de conservar mi madre, y mi hermano mayor y yo colaborábamos en la tarea haciendo girar la manivela…

Yo he recuperado esta tradición familiar recientemente, no ya por razones sentimentales y romanticismo (de lo que sería muy capaz), sino porque el único pan rallado que puedo consumir es el elaborado a partir de mi pan (o su versión de panificadora), sin trigo ni levaduras, pues todo el que he visto a la venta lleva levadura aunque no lleve gluten. Así que aunque con métodos algo menos artesanales que la máquina a manivela de mi abuela, yo también me dedico cada cierto tiempo a esta actividad.

Para hacer nuestro propio pan rallado, tenemos que ir guardando los trozos de pan que nos vayan quedando sueltos (normalmente, serán los del final de la hogaza, que ya estarán un poco más secos). Cuando tengamos suficiente (no esperéis mucho porque el pan casero es totalmente natural y si no, se enmohecerá y estropeará), lo desmenuzamos en trocitos pequeños y los tostamos en la bandeja del horno unos minutos, hasta que estén crujientes (¡cuidado, que no se quemen!).

A continuación, los pulverizamos en un robot de cocina, picadora, molinillo del café…, le dejamos enfriar del todo y lo guardamos en un bote hermético. Dura mucho tiempo en perfectas condiciones, es facilísimo de hacer y… ¡totalmente fiable!




Actualización (18/01/2012): 


Una opción muy práctica si no se suelen acumular muchos restos de pan consiste en ir guardándolos en el congelador en una bolsa. Así se conservan en perfecto estado hasta que tenemos suficiente cantidad. Entonces los dejamos descongelar y los tostamos como indico más arriba.


Por otro lado, si después de pasarlos por la picadora o robot el pan rallado no resulta muy fino, se muele en pequeñas cantidades en el molinillo de café y queda perfecto. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te animas a dejarme un comentario?