Los scones son un bollos ingleses que tradicionalmente se acompañan con té y en el sur de Inglaterra se suelen tomar abiertos por la mitad y cubiertos de mermelada y nata montada... ¡un verdadero placer!
Llevo muchos años haciendo scones... Sencillamente, me encantan. Tanto es así, que cuando me diagnosticaron las intolerancias y, una vez superado el shock inicial y resueltas las necesidades básicas, empecé a reparar en lo que conllevaría prescindir de lácteos, trigo y levaduras, una de las cosas que más me costaba asumir era que nunca más volvería a probar mis queridos scones, tan drástica y tristemente reducidos a la categoría de mezcla prohibida.
Afortunadamente pronto comprendí que "nunca más" era mucho decir... ya que que casi todo tiene solución en esta vida, y poco a poco se me ocurrieron alternativas para disfrutar de mis platos favoritos, entre ellos los scones.
Los que hoy os presento no son los clásicos, los que suelo hacer, sino un descubrimiento reciente que me ha encantado y quiero compartir. La masa lleva manzana y canela, lo que les da un sabor delicioso y les cambia bastante la consistencia (resulta más blanda). La superficie se recubre de una mezcla de canela y azúcar que le queda genial. Como ya tienen un sabor muy rico, éstos yo los prefiero sin mermelada pero eso va en gustos...
Antes de pasar a explicar la receta, me gustaría comentaros alguna cosina para que os salgan perfectos, ya que los scones no son difíciles de hacer pero tienen sus manías:
- La masa no se puede trabajar mucho rato ni manosear demasiado. Incluso es mejor hacer la mezcla inicial de líquidos y sólidos con un cuchillo para evitar calentarla con las manos y es preferible amasar de menos que de más para evitar que los scones queden duros o correosos.
- Hay que tener cuidado al pasar la masa a la superficie de trabajo y no añadir demasiada harina, lo cual perjudicaría al sabor y consistencia del scone. Sólo añadiremos la justa para poder manejar la masa y estirarla sin que se pegue o rompa
- Es absolutamente imprescindible ser muy cuidadosos con la altura que damos a la masa al estirarla para conseguir que suba en el horno. Para mí lo ideal son 2 cm (hoy les he puesto menos, como 1 cm y son más bajitos de lo habitual).
- El punto del horno también es fundamental. Tiene que precalentarse a unos 200-220º y la masa no ha de esperar para entrar en el horno una vez preparada o se puede ir al traste el efecto del bicarbonato... La temperatura es relativamente alta porque queremos que el bollo suba rápidamente (cosa que podemos apreciar fácilmente).
Y una vez dicho todo esto, pongámonos manos a la masa, que estoy deseando que vosotros también podáis disfrutar de estos scones...
INGREDIENTES: (Para 1 docena)
- 315 gr de harina blanca de espelta (eco)
- 37 ml de aceite de oliva (virgen extra)
- 60 gr de azúcar integral de caña (panela)
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1/2 ó 1 cucharadita de canela en polvo (según gusto, yo puse 1/2)
- 1 manzana, pelada y rallada (yo he utilizado una variedad roja local y eco)
- 1 huevo
- 80 ml de leche vegetal ( yo he utilizado de almendra, natural y casera)
- 1 cucharada de azúcar integral de caña (panela)
- 1/4 cucharadita de canela en polvo
ELABORACIÓN:
Precalentar el horno a 220º, calor inferior y superior con turbo. Preparar una bandeja de silicona o molde para galletas, engrasándolo si hace falta.
Poner en un cuenco la harina y mezclar bien con el bicarbonato. Añadir el aceite y mezclar con rapidez frotando con las yemas de los dedos (no batir ni mezclar con robot de cocina). Añadir el azúcar, la canela y la manzana y mezclar bien. El aspecto resultante es bastante irregular y grumoso.
Aparte, mezclar la leche con el huevo, batiendo a mano. Reservar una cucharadita de esta mezcla en una tacita y verter el resto en un hueco que habremos hecho en la mezcla de harina. Mezclar con rapidez y pasar a una superficie ligeramente enharinada, donde continuaremos amasando lo justo para que la mezcla ligue y podamos estirarla. Añadimos un poco de harina, si hace falta, pero con prudencia. La masa resultante es relativamente blanda.
Cuando podemos manejar la masa sin que se pegue mucho, la estiramos con un rodillo, dejándola de un grosor de 2 cm y con un cortapastas redondo cortamos círculos de masa y los vamos colocando en la bandeja preparada.
Barnizamos la superficie de los círculos con la mezcla de huevo y leche que habíamos reservado y espolvoreamos con el azúcar y canela restantes, previamente mezcladas.
Horneamos a altura media del horno entre 10-12 minutos, tiempo en que los círculos doblarán su tamaño, convirtiéndose en preciosos scones de bonito color dorado. Los tiempos son orientativos y dependerán de cada horno, a partir de los 10 minutos es mejor estar muy pendiente.
Receta adaptada del libro "Muffins & Scones" de Anne Wilson, ed. Könemann.