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¡BIENVENID@!

¡BIENVENID@!

En este blog encontrarás las recetas que he ido descubriendo, adaptando, reinventando o creando… sin trigo, sin levaduras ni lácteos. Lo que en principio parece una limitación, se puede convertir, con un poco de cariño, imaginación y ganas de experimentar cosas nuevas en un reto apasionante que permite descubrir ingredientes y sabores antes desconocidos y ensanchar los horizontes de nuestra cocina de forma saludable y sabrosa... haciéndonos sentir que el mejor restaurante está en nuestra propia casa.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Garam Massala (VG / SG)


Durante un tiempo viví convencida de que la comida india no me gustaba, pues en los restaurantes indios todo me "picaba" demasiado y no disfrutaba nada de los platos. No lo podía entender, pues siempre me ha encantado cocinar con especias y utilizo una gran variedad.

Con el tiempo he comprendido que era una cuestión de medida. El problema no es que se utilicen especias, sino en qué proporción, y he comprobado que yo necesito hacer una versión "suave" del plato en cuestión. Y así he descubierto que los platos indios hechos a medida en casa me encantan. 

Las mezclas de especias, indispensables en la cocina india, se pueden comprar ya listas, pero nada iguala la intensidad, riqueza de sabor y aroma de las frescas preparadas por un@ mism@, especialmente si se utilizan ingredientes ecológicos.

Una de las clásicas es el garam massala, que cada ama de casa india prepara con su toque personal. El que aquí presento es una posibilidad entre muchas que a mí me encanta. Cuando la hagáis una vez, seguro que no lo volveréis a comprar nunca más, ya que el aroma que tiene es espectacular. ¡Y a cocinar!


INGREDIENTES: (Para la cantidad que se ve en la foto)
- 1/2 cucharada de comino en polvo*
- 1 cucharada de semillas de coriandro
- 1 cucharada de semillas de cardamomo**
- 1 cucharada de pimienta negra en grano
- 1 rama de canela de unos 3 cm, partida en trozos
- 1/2 cucharadita de clavos de especia, enteros
- 1/2 cucharadita de nuez moscada, rallada
-  1/4 cuharadita de azafrán en polvo (3 sobres)

*   Si es en grano, tostar con las demás especias desde el principio
** Si se tienen en vainas, abrirlas y sacar las semillas

ELABORACIÓN:


Poner el coriandro, el cardamomo, la pimienta, la canela y los clavos en una sartén sin aceite a fuego medio-alto. Tostar, removiendo de vez en cuando, hasta que se ve que oscurecen de color y sueltan su delicioso aroma. Añadir el comino en polvo y tostar unos segundos. Apartar entonces del fuego y dejar enfriar.

Poner las especias tostadas y frías en el molinillo del café y pulverizar. Agregar la nuez moscada y el azafrán y remover bien para integrar completamente. Se puede utilizar inmediatamente.

Guardar en un recipiente hermético. Se conserva en perfectas condiciones durante 3 meses. Luego no es que se estropee pero irá perdiendo intensidad.

De izda. a dcha.: nuez moscada, vainas de cardamomo, clavo, canela en rama, semillas de coriandro y pimienta negra

domingo, 8 de diciembre de 2013

Paquetitos con Sorpresa (VG)


En esta época siempre me apetece mucho hacer repostería con manzanas y tenía unas buenísimas a las que quería dar un uso un poco diferente. Esto es lo que decidí hacer: unos pequeños pastelitos que, en su sencillez, resultan sorprendentemente deliciosos. Y con el valor añadido de que no llevan nada de azúcar.

Aunque tienen muy buen sabor así, también se podrían añadir algunas especias a las manzanas según nuestro gusto (clavo, pimienta de Jamaica, etc) para darles un toque diferente. 

INGREDIENTES:  Para unas 21 unidades

- 1 1/2 taza de harina integral de espelta*
- 1/2 taza de leche vegetal (utilizo leche casera de almendra, sin aromas)
- 1/2 taza escasa de aceite 
- un poco de sal

- 5-6 manzanas (he utilizado del país, de tamaño mediano)
- un poco de zumo de limón
- zumo de manzana natural (eco)
- un puñado pequeño de pasas
- canela

* Las medidas de taza que utilizo para esta receta son las de 250 ml pero como no se mezclan con medidas de peso, se puede utilizar cualquier taza que tengamos en casa. Las proporciones no van a variar.

ELABORACIÓN:

Empezaremos por poner las pasas en un cazo pequeño a cocer con el zumo de manzana hasta que estén blanditas y hayan hinchado.

Mientras tanto, preparamos la masa. Para ello, mezclamos en un bol la harina con la sal y añadimos la leche y el aceite. Cuando se forme una masa la seguimos amasando con las manos, añadiendo la harina necesaria, poco a poco, hasta que tengamos una masa suave, lisa y no grasienta, fácil de manejar. La reservamos.

Por otro lado, pelamos, descorazonamos y cortamos en láminas muy finas las manzanas (para ello yo utilizo el pelapatatas), que iremos colocando en un bol y rociando con el zumo de limón. Les añadimos las pasas (sin el zumo que ha sobrado, que reservamos) y lo mezclamos todo bien.

Extendemos la masa con el rodillo, dejándola muy fina (éste es un factor clave para que queden bien). Con un cuchillo o el cortador de pizza cortamos la masa en cuadrados del tamaño que nos interese (yo los hice como de unos 9 cm x 9 cm y resultaron genial). Con una brocha pastelera, barnizamos cada cuadrado con un poco del zumo de manzana sobrante de cocer las pasas y colocamos encima un poco de manzanas y pasas. 

Cerramos cada cuadrado dándole forma de sobre. Barnizamos la superficie del paquetito de nuevo con un poco de zumo de manzana y espolvoreamos de canela.

Horneamos en la bandeja media con calor inferior y superior a 180º hasta que estén hechos y doraditos.





miércoles, 4 de diciembre de 2013

Crema Caramelizada de Calabaza (SG / VG)


Cuando, hace ya tiempo, mi compañera de In Cucina publicó sus Natillas de Calabaza, supe que tarde o temprano la adaptaría a mis necesidades y entonces me moriría de gusto. Así de apetitosa era. Y no me equivocaba. 

Llevaba ya unos días deseando hacerla, dándole vueltas al modo de veganizarla por completo, evitando los huevos. Al final, me he dado cuenta de que al eliminarlos, el procedimiento de elaboración tenía que ser bastante diferente, ya que en la receta original éstos se emulsionan con el azúcar. Lo que he hecho es preparar la crema aromatizada por un lado y, al final, añadirle el espesante.

Nos ha encantado. Tiene un sabor buenísimo, con una variedad de especias que enriquecen sin enmascarar la presencia de la calabaza, y una textura similar a la de la crema catalana, suave y fundente. Todo un placer...


INGREDIENTES: (Para 4 cazuelitas individuales de barro)

- 500 ml de leche de almendra*
- 100 gr de calabaza cortada en cubos pequeños
- 75-100 gr de panela (dependiendo del gusto; yo prefiero los 75)
- 1 rama de canela
- 1/8 de cucharadita de pimienta de Jamaica**
- 2 clavos 
- 1 pizca de sal
- 1 cucharadita de extracto de vainilla (utilizo casero)
- un poco de ralladura de limón
- 3 cucharadas de Maizena (eco)

* Como ya he comentado en alguna otra ocasión, para las cremas dulces ésta es la leche vegetal que prefiero, ya que se consigue una consistencia mucho mejor que con otras más ligeras. De todos modos, si no se puede utilizar ésta, cualquier otra vale, siempre y cuando sea natural, sin sabores ni azúcares añadidos.

** Esta pimienta no "pica" y se utiliza en repostería. Las otras (pimienta blanca, negra, rosa, 5 bayas...) NO valen para este fin.


ELABORACIÓN:

En un cazo calentar la leche (menos un tercio de vaso, que reservaremos) con las especias, la sal, la ralladura, la vainilla, la panela y la calabaza. Cuando hierva, bajar el fuego y dejar cocer a fuego medio-bajo hasta que la calabaza esté tierna.

Cuando esté en su punto, retiramos la canela, trituramos la mezcla en la batidora y volvemos a poner al fuego.

A la leche que hemos reservado le añadimos la Maizena y la disolvemos bien. La mezclamos con la mezcla de calabaza y cocemos a fuego medio-bajo, removiendo continuamente para que no pegue y no se formen grumos hasta que espese (tarda muy poco). 

Una vez lista, la vertemos en las cazuelitas y dejamos que enfríe a temperatura ambiente. En el momento de servir, espolvoreamos la superficie con panela y la caramelizamos con una pala de crema catalana o un soplete de cocina.

Y entonces... ¡A disfrutar!




domingo, 1 de diciembre de 2013

Crema de Castañas, Portobello y Shiitake al Aceite de Trufa

Esta receta me la inspiró una crema deliciosa que he probado hace poco en un restaurante. 

La cremosidad y sabor de las castañas, unidas al aroma aportado por las setas y el aceite de trufa forman un conjunto perfecto. El color es precioso también, levemente achocolatado (la foto no le hace justicia, ya que fue tomada de noche con luz fluorescente :|)... Vaya, un auténtico placer para los sentidos...

Lo único que hay que tener en cuenta al ponerse delantal en mano para preparar esta receta es el factor tiempo... no admite prisas. Las castañas se han de remojar para hacerlas más digestivas y pelarlas mejor (y pueden necesitar varios intentos si se resisten a soltar la piel...). Con todo, merece la pena dedicarle un ratito con calma y cariño a este plato, que nos recompensa luego con todo su sabor. 

INGREDIENTES:

- 300 gr de castañas
- 230 gr de champiñones Portobello y setas shiitake
- 2 cucharadas de aceite de trufa
- 1 cebolla mediana, picada fina
- 3 dientes de ajo, picado fino
- 1 tira de alga kombu
- sal
- pimienta negra
- caldo de verduras

ELABORACIÓN:


Pelar las castañas y dejarlas en remojo en agua hirviendo durante toda la noche. Al día siguiente, retirarles la segunda piel; si no sale, volver a cubrir de agua hirviendo, esperar a que entibie y volver a intentarlo. Pasarlas por el grifo para limpiarlas y cocer en olla rápida durante 1 hora junto con el alga.

En otra cazuela, rehogar la cebolla y el ajo. Cuando esté transparente, añadir los champis, dar unas vueltas para que suelten su jugo y agregar las castañas. Agregar el caldo de verduras, salpimentar, bajar el fuego y cocer hasta que estén tiernos los champis.

Triturar, rectificar de caldo y condimento si fuera necesario hasta lograr el punto deseado y servir con un hilillo de aceite de trufa.

Aceite de Trufa (SG / VG)

Los aceites aromatizados me encantan, son un recurso muy interesante para dar un toque diferente a nuestra cocina del día a día. 

En otra ocasión publiqué la receta del aceite de albahaca, que tiene un sabor increíble. El de hoy es de trufa, un complemento muy interesante a nuestros platos a base de setas o champiñones, ya que intensifica su sabor. La única precaución que hay que tener es consumirlo en poco tiempo, pues se degrada con facilidad y puede ocasionar problemas (botulismo). Es mejor hacer poca cantidad de cada vez y repetirlo cuando se necesite porque no necesita mucho tiempo de reposo.

Para su elaboración hay dos posibilidades:

a) Simplemente dejar la trufa macerando en el aceite, o
b) Calentar el aceite con la trufa, cortada en láminas muy finas, a unos 60-65º durante un par de horas, enfriar y colar.

Parece ser que la segunda opción retrasa un poco el proceso de degradación, pero es necesario tener cuidado de todos modos, pues sigue habiendo riesgo.

Yo he hecho la primera pues lo iba a consumir en muy poco tiempo. 


INGREDIENTES:

- 125 ml de aceite de oliva virgen extra
- 5 gr de trufa negra

ELABORACIÓN:

Rallar la trufa y mezclarla con el aceite de oliva en un tarro o botella pequeña de cristal. Dejar reposar, bien tapada, en la nevera hasta que se mezclen bien los aromas. 

Conservar siempre tapado en la nevera y consumir en pocos días.


lunes, 18 de noviembre de 2013

Panna Cotta (SG/VG)


La panna cotta es un postre que nunca me había llamado especialmente la atención. De origen italiano,  se trata de nata gelatinizada y aromatizada que se suele combinar con reducciones de frutas. Al haberla conocido en un momento en que ya no consumía lácteos y siendo éste un postre basado en la nata, creo que inconscientemente lo aparté de mi mente. No tenía recuerdos de su sabor y, por tanto, no la podía echar de menos tampoco. Sin embargo, hace poco probé en un restaurante una panna cotta vegana absolutamente deliciosa  y decidí, para mi sorpresa, que sí me interesaba y que intentaría reproducirla en mi cocina. Y así lo hice.

Para ello busqué en internet una receta vegana que se aproximara a la que yo había probado en cuanto a ingredientes e intenté reproducir su sabor. La receta en la que me basé es ésta de Creativegan, uno de mis blogs veganos favoritos, auténtico compendio de sabiduría vegana. 

El resultado es delicioso, ni la panna cotta ni el coulis resultan muy dulces y contrastan perfectamente, permitiendo que se aprecie el sutil sabor a vainilla. La textura es suave pero consistente, si se prefiere más "fundente" o ligera, bastaría con jugar con las proporciones de nata y leche, disminuyendo la primera y aumentando la segunda o haciendo una nata de anacardos más ligera (si se opta por esta opción). Ello podría conllevar aumentar la cantidad de agar-agar. 

Lo bueno del agar-agar es que podemos hacer una prueba de textura y rectificar si no es la adecuada: si queda demasiado blanda, se vuelve a poner la mezcla al fuego con un poco más de agar-agar y si queda demasiado dura se le añade agua y se hierve de nuevo para mezclar bien. 


INGREDIENTES: (Para 3-4 unidades)

Para la Panna Cotta:

- 200 ml de nata líquida vegana (de almendra, avena, soja, etc), comprada o casera (yo la he hecho con 1 taza de anacardos y agua, se puede ver cómo más abajo).

- 4 cucharadas de leche vegetal (yo utilizo de almendra)
- 4 cucharadas de panela
- una vaina de vainilla (se puede poner 1 y 1/2 si se quiere un sabor más intenso)
- 2 cucharadas (de 15 ml) de agar-agar en copos 
- agua (según se necesite)*

Para el coulis de arándanos:

- 1/2 vaso de arándanos 
- 2 cucharadas de panela

* La cantidad va a variar según se utilice un tipo de nata u otro. Mi nata de anacardos casera era bastante espesa, así que he necesitado 1/2 taza de agua. Con nata comprada, probablemente llegaría con 1/4 taza.

ELABORACIÓN:


Para hacer la nata de anacardos (se puede ver más información aquí):

Dejar los anacardos en remojo en un bol toda la noche. Al día siguiente, escurrir, refrescar bajo el grifo y poner en la batidora de vaso, añadiendo agua hasta que apenas los cubra. Triturar hasta obtener una consistencia fina y suave. Si se necesita, ir añadiendo poco a poco más agua hasta conseguir el punto que se desee. Para esta receta yo la he hecho relativamente densa, si se hace más ligera habría que modificar las cantidades de agua de la elaboración de la panna cotta.

Dejar en remojo el agar-agar en 1/2 taza de agua.

Mientras tanto, poner en un cazo la nata, la leche y la vaina de vainilla (abierta longitudinalmente y raspando las semillas de su interior). Calentar a fuego medio, revolviendo con unas varillas durante unos 5 minutos. La nata de anacardos tiende a espesar con facilidad al calentarse, pues se evapora pronto el agua que contiene y, por otro lado, yo tiendo a hacerla un poco espesa para que me sirva para varios usos. Teniendo eso en cuenta, he ido añadiendo 1/2 taza de agua, poco a poco, al calentar la mezcla.

Transcurrido este tiempo, se saca la vainilla y se añade el azúcar y, subiendo el fuego, se agrega el agar-agar cuando la mezcla empiece a hervir. Remover con las varillas continuamente para que la mezcla resulte homogénea y lisa y mantener así unos minutos al fuego.

Apartar y mientras enfría seguir removiendo de vez en cuando durante 5-10 minutos para que quede bien lisa.

Verter la crema en moldes individuales (flaneras, pequeños boles, vasos, incluso tarros de cristal si no se van a desmoldar) y dejar enfriar, primero un poco a temperatura ambiente y luego en la nevera (al menos 1 hora).

Mientras tanto, preparar el coulis de arándanos. Para ello ponemos en un cazo los arándanos, la panela y un poco de agua y dejamos que se vayan deshaciendo y mezclando los sabores, removiendo de vez en cuando. Al cabo de unos minutos retiramos unos cuantos arándanos que reservaremos para decorar y aplastamos el resto con un tenedor. Seguimos cociendo hasta que esté todo deshecho, como una mermelada espesa. Reservamos.

Para desmoldar, como con todos los postres de agar-agar, poner el molde bajo el grifo de agua caliente para que se temple y luego pasar un cuchillo afilado por el borde del molde.

Servir con el coulis y unos arándanos enteros. 



domingo, 15 de septiembre de 2013

Bollos Ingleses (Scones) de ¡Okara de Almendra! Especiados (VG)

¿Veis esa grieta a mitad del scone? Indica que ha subido mucho y rápido en el horno.
Buena señal ;)



Hoy ha hecho un día ideal, con un sol precioso, que rematamos con una merienda de lujo y un agradable paseo por la costa hasta que ya se puso el sol y, con pereza, decidimos volver a casa... Una suma de pequeños-grandes placeres...

Para mí los scones siempre son un lujo. Desde los más básicos (un día tengo que publicar la receta, que también merece la pena) hasta los menos habituales, todos me encantan. Y no sólo por lo gastronómico, sino también por los recuerdos de los tradicionales y deliciosos "cream teasbritánicos, sinónimos del "saber vivir". Porque los scones no son unos bollos más, tienen su ritual y aunque se tomen en España, en la intimidad de nuestra casa e incluso con café con leche vegetal y sin "clotted cream" (la nata tradicional en estos casos, que para mí ya es cosa del pasado) son todo un lujazo. Lo son. Y si no, hacedme caso y probad. Ya veréis.

En este caso, me han hecho especialmente feliz y es que ¡son de okara! ¡Y están de verdadero vicio! Tengo mucha okara congelada, ya que no me da tiempo a consumirla al mismo ritmo que hago leche y quería hacer algo con ella. Encontré en internet una receta (por cierto, he intentado enlazarla y no he podido, ya que ahora no encuentro el sitio), me pareció estupenda y decidí veganizarla y adaptarla a mis necesidades y gustos y el resultado ha sido buenísimo. Para esta cantidad de masa, he utilizado la okara de casi tres botellas de leche (de aprox. 1,3 l.), lo cual me permite consumirla a un ritmo más rápido y no acumularla :) La textura es PERFECTA (tenía dudas de si quedaría demasiado esponjosa o si les costaría levar, pero no, como se puede apreciar bien en las fotos) y la pimienta de Jamaica les da un sutil sabor que, combinado con la almendra de la okara y la panela de la superficie, resulta delicioso. Altamente recomendables.

Eso sí, antes de empezar, recomiendo leer detenidamente las anotaciones que hice en su momento en esta otra receta para conseguir unos scones perfectos. Aunque éstos son menos ortodoxos en cuanto a ingredientes, siguen los mismos principios básicos.


INGREDIENTES (Para unos 11-12 bollos)

- 260 gr de harina de espelta eco (he usado semi-integral)*
- 30 gr de panela en grano
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico (= 5 ml)
- 1/2 cucharadita de sal 
- ½ cucharadita de pimienta de Jamaica**
- 245 gr de okara de almendra***
- 1 cucharada (=15 ml) de semillas de lino molidas (en el molinillo de café o en el mortero)
- 3 cucharadas de agua
- ¼ cucharadita de leche de almendra (natural) ****
- 45 gr de aceite de oliva (v.e.)
- 1 cucharada de vinagre de manzana
- 2 cucharadas de panela líquida*****


* Suelo utilizar harina integral de espelta pero hoy no tenía. Si se varía el tipo de harina hay que tenerlo en cuenta a la hora de añadir el líquido para equilibrar la masa.

** La pimienta de Jamaica no tiene sabor a "pimienta" sino más bien un aire a canela, clavo, jengibre y nuez moscada mezclados. Si no la encontráis fácilmente, podéis hacer vuestra propia combinación de estas especias o utilizar canela u otro aromatizante de vuestro gusto. Incluso sin nada, están buenísimos, los scones tradicionales no llevan ningún aroma, son de sabor neutro. 

*** He utilizado okara de almendra porque éste es el tipo de leche vegetal que hago con más frecuencia y tengo un verdadero arsenal de ésta pero también se podría hacer con la de soja. No sé qué resultados producirían (tengo serias dudas) las de avena o arroz, pues tienen una consistencia completamente diferente pero seguro que quedarían deliciosos con la de avellana, por ejemplo (me está apeteciendo probar) ;)

**** La cantidad de leche es meramente orientativa. Es probable que no necesitemos nada en absoluto, va a depender de lo húmeda que esté la okara y eso es imprevisible, ya que se hace a mano y varía de una vez a otra. 

*****Esto no es más que un bloque de 500 gr panela que se disuelve en un vaso de agua a fuego medio-bajo. El resultado es un líquido denso muy similar al caramelo pero con el maravilloso sabor de la panela. Se conserva, una vez frío, en frasco de cristal tapado herméticamente a temperatura ambiente y se puede utilizar como endulzante en los mismos casos en que se utilizaría miel, sirope de ágave, de frutas o melazas de cereales; la consistencia es la misma. Esta idea se la vi a Nihacc y es estupenda para los que utilizamos panela, ya que así la podemos usar en formato granulado o semi-líquido según nos interese en cada receta. Ofrece un montón de posibilidades. Además, a veces (al menos en mi zona) no siempre es fácil encontrar panela en grano pero siempre la hay en bloque ;)


ELABORACIÓN:

Empezaremos por precalentar el horno a 220º y preparar la bandeja del horno (engrasándola o cubriéndola de papel de hornear) o la alfombrilla de silicona.

En un bol pequeño se mezclan las semillas de lino y el agua, se revuelve bien y se deja reposar hasta que se forme un líquido viscoso (mientras preparamos la masa).

En un bol grande ponemos la harina, el azúcar, sal, bicarbonato y pimienta de Jamaica, mezclando bien. Añadimos el aceite y mezclamos con una cuchara de acero inoxidable lo más rápidamente que podamos hasta que parezcan migas gruesas. 

En otro bol combinamos la okara, las semillas con el agua y el vinagre (perdón, se me había olvidado mencionar cuándo había que añadir éste último, ¿me estaré haciendo mayor?). Lo añadimos a la mezcla de harina y mezclamos de nuevo rápidamente, procurando que se integren los ingredientes bien pero sin sobre-amasar. Si en este punto vemos que la masa está muy dura, añadiremos la leche en cantidades mínimas pero lo más probable es que no haga falta.

Espolvoreamos la superficie de trabajo con un poco de harina y ponemos encima la masa. La amasamos rápidamente con las manos y si vemos que está MUY pegajosa, le añadimos un poco más de harina, que integraremos procurando no manosear la masa mucho. Cuando ya se pueda manejar (aunque aún parezca un poco blanda) estará en su punto. La estiramos un poco con el rodillo sobre una ligera capa de harina y cortamos los bollos en círculos de 2 cm de altura (¡no menos! esto es esencial para que logren la altura necesaria en el horno).

Colocamos sobre la bandeja o silicona, pincelando la parte superior con una ligera capa de panela líquida y horneamos (en mi horno tardan 15 minutos).

Aquí no quedan ni las migas... 


En la foto se puede apreciar la textura de la miga, no se distingue de los tradicionales elaborados con lácteos 
(no sé si será aún mejor, sinceramente)


Se me había olvidado recordar que los scones no duran mucho tiempo frescos. Estos, además, debido a la panela que los recubre, tienden a ablandar un poco en la superficie según va pasando el tiempo. 

Recién hechos y dejándolos templar un poco, están buenísimos. Tradicionalmente se toman abiertos por la mitad y untados con mantequilla y mermelada o con mermelada y nata semimontada (a falta de la tradicional 'clotted cream'); yo simplemente con mermelada casera o con rapsodia de frutas (mermelada endulzada con zumo de frutas). 

En los dos o tres días siguientes a su elaboración, abrir, tostar ligeramente en el tostador y servir igual. Si no se van a consumir todos pronto (lo dudo), normalmente congelan muy bien (aunque con éstos no me ha dado tiempo a probar...). Se congelan en bolsas y se van descongelando los que se necesiten y una vez a temperatura ambiente, se tuestan y sirven como los frescos.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Galletitas de Manzana, Canela y Cardamomo (VG)



Desde que Lucía, de Dime qué Comes, publicó hace ya tiempo sus Galletas sin Mantequilla tenía pendiente probarlas. En casa no somos especialmente  galleteros pero por aquel entonces andaba yo experimentando con la galleta tipo cookie para aprovechar la okara de las leches vegetales y tenía mucha curiosidad por encontrar una variante de las clásicas recetas de galletas de mantequilla, moldeables pero con aceite,  evitando margarinas. Tenía alguna receta pero no era exactamente lo que buscaba. Justo entonces apareció Lucía con las suyas, como si me hubiese leído el pensamiento. Su receta era buenísima y las pautas que daba para hacer variantes a partir de una idea base no podían ser más claras. Una joya. Y un estímulo para la creatividad. Sin embargo, algo se debió cruzar en mi camino entonces pidiendo paso (otros platos más urgentes o las exigencias de la rutina diaria, no sé) porque tuvieron que esperar un poco para encontrar su hueco en mi cocina. Pero ahí seguían, de las primeras en la lista de “Pendientes”…

Hasta este fin de semana. El viernes una compañera de trabajo trajo unas galletitas eco de manzana que estaban buenísimas. Entre “Mmm…” y “Mmm…” nos cruzamos las miradas y le dije: “¡Esto hay que conseguirlo en casa!”. Miramos los ingredientes y nos pareció factible. Y entonces me acordé de la receta de Lucía y empecé a darle vueltas… Y esta vez sí que ya no pude esperar, por fin supe que les había llegado su momento.

El resultado son unas galletas perfectamente moldeables, de textura perfecta y un delicado sabor a manzana y especias. Me encanta el aroma del cardamomo (se consigue en algunos supermercados, herbolarios y tiendas eco o en los chinos que tienen productos de alimentación) pero si no lo encontráis, adelante, no es imprescindible. He hecho la receta vegana pero si se quiere hacer con huevo, habría que doblar las cantidades (excepto el bicarbonato y el vinagre, que yo en principio mantendría como están o incluso reduciría éste último a 1/2 cucharadita) y utilizar 1 huevo. 

Esta ha sido prueba conseguida, así que ahora estoy experimentando con la versión SG. La idea es hacerlas también veganas pero sin gomas. Cuando consiga algo que me parezca interesante compartir, lo haré, de momento toca experimentar un poco más ;)


INGREDIENTES: (Para 36 uds.)

-          - 62 gr de aceite de oliva (v.e.)
-          - 63 gr de zumo natural de manzana
-         -  50 gr de panela
-          - 260 gr de harina de espelta (he utilizado semi-integral)
-          - ½ cucharadita de bicarbonato
-          - 1 cucharada (=15 ml) de vinagre de manzana
-          - 2 pizcas de sal
-          - 1/8 cucharadita de canela en polvo
-         -  Las bayas de 2 vainas de cardamomo, molidas en el mortero (admite más)


ELABORACIÓN:

Poner en un bol el aceite, el zumo y el vinagre con la panela, batiendo hasta disolver completamente.

Aparte, mezclar la harina, sal, bicarbonato y especias. Una vez que está todo bien integrado, lo añadimos a la mezcla líquida y lo amasamos hasta integrarlo completamente y que resulte una masa homogénea (yo lo he hecho primero con una cuchara de madera y luego a mano). Se puede necesitar más o menos harina en esta fase según el tipo que utilicemos (cuanto menos integral, normalmente más se necesitará).

Formar una bola y dejar reposar en la nevera un rato para que coja consistencia (yo la he dejado una ½ hora).

Precalentar el horno a 180º, calor inferior y superior y preparar una bandeja de horno para cocer las galletas. (Yo utilizo una lámina de silicona (del LIDL); son muy prácticas: no hace falta engrasarlas, dan muy buenos resultados y son muy fáciles de limpiar y guardar. Si no, sirve perfectamente cubrir la bandeja de horno con papel de hornear. La opción de engrasar directamente la bandeja del horno también vale, aunque es la menos interesante: ensucia más y es más fácil que se pegue, es decir, da más trabajo).

Una vez transcurrido el tiempo de reposo, estirar la masa con el rodillo sobre una superficie ligeramente enharinada y con un cortapastas ir cortando las galletas según gusto (yo las hice pequeñinas y cuadradas, de 3cm x 3cm y unos 7 mm de grosor aprox.). Según se vayan a utilizar se pueden decorar de distintas maneras. En este caso, simplemente les hice un dibujo sencillo con un tenedor.

Hornear hasta que estén hechas y algo doraditas (dependerá del horno y de la función que utilicemos), a mí me tardaron unos 20 minutos pero es necesario estar pendientes a partir de los 5 primeros minutos, al menos la primera vez, por si se nos pasan.