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¡BIENVENID@!

¡BIENVENID@!

En este blog encontrarás las recetas que he ido descubriendo, adaptando, reinventando o creando… sin trigo, sin levaduras ni lácteos. Lo que en principio parece una limitación, se puede convertir, con un poco de cariño, imaginación y ganas de experimentar cosas nuevas en un reto apasionante que permite descubrir ingredientes y sabores antes desconocidos y ensanchar los horizontes de nuestra cocina de forma saludable y sabrosa... haciéndonos sentir que el mejor restaurante está en nuestra propia casa.

sábado, 28 de mayo de 2011

Hamburguesas de Atún (SG)


Esta es otra receta que se puede utilizar para aprovechar la okara que, como os he comentado en otras ocasiones, es la pasta resultante de la elaboración de leche de soja en casa. Si se hace con cierta frecuencia, se produce bastante cantidad, que es una pena desperdiciar por su valor nutritivo, así que actualmente estoy buscando diferentes opciones para poder hacer uso de ella.

Esta receta de hamburguesas me la dieron unos amigos hace muchos años y siempre me ha gustado mucho. Cayó en el olvido en la etapa en que no encontraba un pan rallado adecuado a mis intolerancias y acabo de recuperarla ahora. La versión original llevaba mahonesa pero yo la he querido reinventar con okara y algunos condimentos más y nos ha encantado el resultado. Es muy sabrosa y la textura es perfecta, se moldea con facilidad y no se rompe. Y con poco más se hace una cena rápida, nutritiva y rica. Con okara o mahonesa… ¿Os animáis?

INGREDIENTES (para unas 8 hamburguesas de unos 6,5 cm de diámetro)

-          1 lata de atún (sin gluten) de unos 140 gr (peso escurrido)
-          1 bol de okara* / mahonesa (en cantidad necesaria para ligar la masa)
-          Ajo deshidratado (al gusto)
-          Eneldo seco (al gusto)
-          Alga nori (al gusto)
-          Sal
-          Pimienta

Para rebozar:
-          Pan rallado (sin trigo ni levadura)* / sin gluten (celíacos)
-          Huevo batido (si no se usa okara)

Cantidad de okara resultante de elaborar 1 l. de leche de soja
Su textura es similar a la del puré de patata
* La cantidad que resulta de elaborar 1 l de leche de soja.
* Si tenéis, como yo, intolerancia al trigo y levaduras, nos toca hacerlo en casa: Ver “Pan Rallado sin Trigo ni Levaduras”.


ELABORACIÓN

Mezclar en un bol el atún y la okara (o la mahonesa a cucharadas, poco a poco) buscando la consistencia adecuada para poder moldear las hamburguesas sin que se rompan.

Una vez conseguido ese punto, se añade el resto de los ingredientes, que aportarán más sabor.

Moldear las hamburguesas con cuidado de no romperlas y pasarlas por pan rallado (o huevo y pan rallado). Hacer a la plancha.

Hamburguesas de Atún  y Okara a la Plancha

martes, 24 de mayo de 2011

Crema de Calabaza (VG, SG)

Con esta receta sin trigo, lácteos ni levaduras participo en el evento vegetariano CSC#5, organizado este mes por Angela, de Con Aroma a Canela.


csc3 Tapas

Cuando Angela propuso como reto platos elaborados con canela y presenté el mío, uno dulce, dije que intentaría hacer una segunda aportación. Por eso, aunque hoy tenía otra receta preparada para publicar, relacionada con la de ayer, voy a colar ésta, salada esta vez, porque ya llego un poco justa para el reto. No es original, no me corresponde el honor de haberla inventado, pero es tan buena que me gustaría compartirla.

Cremas de calabaza hay muchísimas, pero para mí ésta es LA crema de calabaza. No es como otras de su especie, ni tampoco se parece a otras preparaciones similares de verduras. Tiene una combinación de sabores increíble, precisamente gracias al toque de la canela.

En invierno la hago con mucha frecuencia, ya que me encanta. Para mí es lo que en inglés se denomina “comfort food” y que es tan difícil de traducir porque para cada persona supone algo diferente. Vienen  a ser aquellos platos que te hacen sentir especialmente bien, normalmente porque te recuerdan a tu infancia, tu hogar, tu país, un viaje, algo significativo para ti… En mi caso, este término suele ir asociado a comida casera, preparada con cariño, sin prisas y buenos ingredientes, buscando el sabor más adecuado, y que te hace bien… pero a una amiga inglesa, por poner un ejemplo, le sugiere unas alubias con tomate, de lata, sobre una tostada… así de amplio es el alcance de esta expresión.

Volviendo al tema que nos ocupa, si os apetece disfrutar de algo diferente, saludable y sabroso probad…


INGREDIENTES:
-          ½ calabaza pequeña, pelada y cortada en trozos de 2x2cm aprox.*
-          2-3 cebollas pequeñas, cortadas finas
-          1 rama de canela
-          Sal
-          Agua

* Si la calabaza es de la variedad poti marrón, no hace falta pelarla, lo cual se agradece, ya que la piel suele ser muy dura y es un proceso que resulta  un pelín incómodo.


ELABORACIÓN:

Rehogar la cebolla, con un poco de sal, en un poco de aceite a fuego medio-bajo durante unos 10 minutos. Añadir la calabaza y la canela, rehogando un poco más.

Echar agua hasta que cubra 2/3 de la calabaza y cocer hasta que esté hecha. Yo la hago en olla rápida durante 10 minutos, si lo hacéis en cazuela normal, tardará como unos 20 minutos.

Una vez lista, retirar la canela, pasar por la batidora y servir adornada al gusto.

Si habitualmente sólo utilizáis la canela en postres, os sorprenderá el resultado… ¡Mmmm!



Esta receta ha sido tomada del “Manual de Cocina para la Felicidad” de los Monjes Budistas”. Ed. Aguilar.

lunes, 23 de mayo de 2011

Pan Rallado sin Trigo ni Levaduras (VG)


Entre mis recuerdos de infancia se encuentra la elaboración del pan rallado. Antes (y de este “antes” del que hablo no hace tanto, no soy tan mayor) era costumbre, al menos en esta zona o en mi familia, dedicar a esta labor un ratín a la semana para aprovechar los restos de pan duro que iban quedando. Para ello en casa se utilizaba una máquina ex profeso, que ya había pertenecido a mi abuela y que aún debe de conservar mi madre, y mi hermano mayor y yo colaborábamos en la tarea haciendo girar la manivela…

Yo he recuperado esta tradición familiar recientemente, no ya por razones sentimentales y romanticismo (de lo que sería muy capaz), sino porque el único pan rallado que puedo consumir es el elaborado a partir de mi pan (o su versión de panificadora), sin trigo ni levaduras, pues todo el que he visto a la venta lleva levadura aunque no lleve gluten. Así que aunque con métodos algo menos artesanales que la máquina a manivela de mi abuela, yo también me dedico cada cierto tiempo a esta actividad.

Para hacer nuestro propio pan rallado, tenemos que ir guardando los trozos de pan que nos vayan quedando sueltos (normalmente, serán los del final de la hogaza, que ya estarán un poco más secos). Cuando tengamos suficiente (no esperéis mucho porque el pan casero es totalmente natural y si no, se enmohecerá y estropeará), lo desmenuzamos en trocitos pequeños y los tostamos en la bandeja del horno unos minutos, hasta que estén crujientes (¡cuidado, que no se quemen!).

A continuación, los pulverizamos en un robot de cocina, picadora, molinillo del café…, le dejamos enfriar del todo y lo guardamos en un bote hermético. Dura mucho tiempo en perfectas condiciones, es facilísimo de hacer y… ¡totalmente fiable!




Actualización (18/01/2012): 


Una opción muy práctica si no se suelen acumular muchos restos de pan consiste en ir guardándolos en el congelador en una bolsa. Así se conservan en perfecto estado hasta que tenemos suficiente cantidad. Entonces los dejamos descongelar y los tostamos como indico más arriba.


Por otro lado, si después de pasarlos por la picadora o robot el pan rallado no resulta muy fino, se muele en pequeñas cantidades en el molinillo de café y queda perfecto. 

viernes, 20 de mayo de 2011

Aceite Aromatizado a la Albahaca (VG, SG)


Me encantan el aroma y el sabor de la albahaca. Disfruto teniendo una planta en mi cocina, cerca de la ventana, viéndola crecer poco a poco, con ese verde tan fresco y brillante, a base de luz y cuidados y devolver con gratitud su delicada fragancia al ambiente.


Desde que descubrí cómo hacer aceite aromatizado con esta hierba, hace ya tiempo, se ha convertido en un básico que no falta en mi despensa. Lo suelo hacer con regularidad para poder tenerlo siempre a mano, ya que necesita un tiempo de maceración y no se puede improvisar. Es increíblemente aromático y da un gusto delicioso a ensaladas, rehogados de verduras, pizzas y platos a base de tomate. ¡Y es tan fácil de hacer! Probadlo y repetiréis, os lo aseguro.



INGREDIENTES:

-          500 ml de aceite de oliva virgen extra
-          25 gr de hojas de albahaca fresca
-          1 pizca de sal

ELABORACIÓN:


Lavar y escurrir bien la albahaca. Picar con la ayuda de la “media luna” o machacar en el mortero.  


Pasar la albahaca picada a un recipiente donde nos quepa todo el aceite y añadir la sal. Ir añadiendo poco a poco el aceite y mezclando con una cuchara larga hasta terminar. Verter la mezcla en una botella de vidrio, tapar y dejar macerar en lugar seco, oscuro y con temperatura estable (en torno a los 12º-15º aproximadamente, a ser posible) durante unos 20 días. 

La jarra medidora resulta muy práctica para hacer la mezcla pero luego es preferible macerar el aceite en botella de vidrio
Pasado este tiempo, filtrar pasando por un chino; si quedaran restos de albahaca, volver a filtrar utilizando un paño de gasa colocado sobre el chino. Guardar en botella de vidrio.

Y… ¡A dar vida a nuestros platos!


martes, 17 de mayo de 2011

Puntos de Vista...


Hoy no comparto receta, sino anécdota personal y una pequeña reflexión.

Hace unas semanas tuve una revisión médica con mi internista. El proceso hasta llegar a esa cita no fue fácil pero, como diría Michael Ende, “ésa es otra historia y merecería ser contada en otra ocasión”.

El caso es que durante la consulta, mi médico, muy maja por otro lado, me dejó boquiabierta al mostrarse sorprendida de que siga mi dieta a rajatabla. Debo de ser un poco torpe porque no lo puedo entender. Si tengo un problema y sé cómo contribuir a solucionarlo, no puedo menos que hacer lo que esté en mi mano para sentirme bien. Lo que me resulta perjudicial simplemente ni me apetece. De momento, ni tengo tendencias autodestructivas ni soy masoquista. Así de sencillo.

Luego, al mirar los resultados de mi test de intolerancias alimentarias me dijo, fijándose en los ítems que habían dado positivo en su momento: “…es que tienes una alimentación muy limitada…”. La verdad, sólo me faltó mirar hacia atrás para ver si había entrado alguien y se estaba dirigiendo a otra persona... ¿Alimentación limitada? ¿Quién? ¿Yo? 


A ver, vale que cuando salgo de viaje y no dependo de mí misma me tengo que organizar muy bien para asegurarme de que voy a poder alimentarme como es debido (especialmente en el desayuno, ya que sólo pensar en empezar el día con un triste café solo o un zumo, sin más, hace que me desmaye de inanición) y que cuando como fuera la situación no siempre es ideal y mis opciones quedan frecuentemente limitadas a una ensalada mixta de primero, un pescado a la plancha de segundo y melocotón en almíbar de postre, en el mejor de los casos. Hasta ahí, de acuerdo. Pero eso es una mínima parte del total de mis comidas, ya que tengo la suerte de poder comer habitualmente en casa y, por tanto, de todo: desde una inmensa variedad de entrantes hasta prácticamente cualquier postre. Es más, no tengo carencias de ninguna clase, ni desde un punto de vista clínico (calcio, por ejemplo), ni subjetivo (sensación de que me apetece algo que no puedo comer). Digo yo que eso será porque mi alimentación es variada y equilibrada… ¡Porque con lo que disfruto con la comida, como mi dieta fuese pobre o "triste" no lo llevaría nada bien!

Seamos objetivos.

1)   El prescindir del trigo y sus derivados no es para tanto. Hay otros cereales que ya conocía y consumía (centeno, maíz) o que he descubierto a partir de esta situación (espelta, avena, mijo), así como legumbres (soja, garbanzo), frutos (almendra, avellana) u otros (quinoa) que dan unas harinas muy sabrosas e interesantes y, en muchos casos, muy superiores a la de trigo. J

2)    El asunto de los lácteos puede parecer más serio y, de hecho, a mí me costó un poco al principio, pues consumía muchos y de todo tipo y me encanta la repostería casera, que en un 90% de los casos lleva este tipo de ingrediente. Ahora los tengo todos prohibidos, incluso el kéfir y el bífidus. Pero ni siquiera eso es para morirse. Gracias a esta situación he conocido las leches vegetales (soja, avena, arroz, almendra...) y sus derivados, campo que me ofrece un sinfín de posibilidades mucho más saludables que los de origen animal y en el que aún estoy empezando a experimentar. Vamos a ver, en el mundo hay millares de veganos que no consumen lácteos por opción personal… ¡y tan sanos y felices, con su repostería y todo! Por cierto, de ellos (y de la cocina vegetariana en general) he aprendido infinidad de cosas en todo este tiempo. Es más, con frecuencia me planteo que, incluso aunque un día pudiera volver a tomar lácteos, posiblemente no lo haría porque ahora conozco otras opciones que me convencen más...

3)  Y ¿Qué me decís de las levaduras? Ese sí que ha sido mi caballo de batalla, empezando por algo tan básico en nuestra cultura gastronómica como el pan para continuar con otros productos de repostería que llevan masas con levadura. Porque la cocina me apasiona y no me gusta que me pongan barreras a la creatividad… Pues tampoco pasa nada, porque la dificultad me ha servido de estímulo para buscar alternativas que me permitan disfrutar de aquellas cosas que me gustan de forma más saludable para mí.

Resumiendo, que lo que mi médico ve como grandísima limitación yo lo entiendo como posibilidad, estímulo a la creatividad y desafío. En absoluto disfruto menos de mi comida ahora que antes. Más bien al contrario, mi repertorio de ingredientes, platos y técnicas, lejos de empobrecerse, se ha enriquecido muchísimo, haciendo que mi dieta sea enormemente variada. Y, además, ¡me encuentro tan bien! :) 

Un rato después de la consulta, comentándolo con una de mis mejores amigas, enfermera de profesión, me decía entre carcajadas: “Tenías que haberle dado la dirección de un blog que yo me sé para que viese lo limitadísima que es tu dieta”. Y así terminamos riéndonos las dos un rato, poniéndole su dosis de humor al asunto.

Y es que lo que me hizo pensar esta experiencia es que, parafraseando el viejo dicho… “la limitación (como la belleza) está en el ojo del que la mira”.  



NOTA DE AGRADECIMIENTO: Las fotos que acompañan esta entrada me las ha cedido generosamente mi amigo Manuel Casadiego, cuyo blog -por cierto, llamado Puntos de Vista- contiene muchas más, a cual más hermosa, fruto de su sensible y artística mirada, y otras cosas interesantes... Como siempre, GRACIAS.

sábado, 14 de mayo de 2011

Bollos "Preñaos" de Espelta


Los bollos “preñaos”, tradicionales de Asturias, consisten en una masa rellena de chorizo. Los que se comercializan suelen ser muy grandes (más que un bollo de pan de ración) y están hechos con masa de pan. Sin embargo, en casa se suelen hacer con una masa más enriquecida, lo cual los hace más sabrosos y de textura mucho más agradable al paladar. Esta puede ser de trigo o de maíz. Yo los hago con harina de espelta y utilizando masa para empanada. El resultado es buenísimo.

INGREDIENTES Y ELABORACIÓN de la Masa:



INGREDIENTES Y ELABORACIÓN de los bollos:

-          2-3 chorizos sin gluten
-          Harina de espelta para espolvorear.


Precalentar el horno a 190º con calor superior e inferior.

Quitar la piel a los chorizos. Luego, yo los suelo desmenuzar y utilizar en trozos relativamente pequeños para que los bollos no queden muy fuertes (y para limitar la cantidad de colesterol, grasas saturadas y demás, que no necesitamos para nada).

Estirar la masa con el rodillo y cortarla en cuadrados o rectángulos. Poner trozos de chorizo sobre cada uno y enrollarlos, sellándolos bien para que no se salga el relleno. No os preocupéis porque queden todos iguales y perfectos... en este caso, cuanto más rústicos y artesanales, mejor.

Hornear en una bandeja de horno a media altura hasta que se vean doraditos y hechos. Yo los he hecho de tamaño “mini”, como aperitivo, y se hacen muy rápidamente.


viernes, 13 de mayo de 2011

Masa de Espelta para Empanada (VG)



Esta es la masa que utilizo habitualmente en mis empanadas. Me gusta mucho porque resulta crujiente y muy sabrosa. Además, si se utiliza harina integral, coge un color muy bonito sin necesidad de barnizarla con huevo.


INGREDIENTES:

-          2 vasos de harina de espelta ecológica (he utilizado mitad integral, mitad blanca)
-          ½ vaso escaso de aceite (oliva virgen extra)
-          ½ vaso de leche de soja ecológica
-          1 chorro de vino blanco 
-          Sal (al gusto)
  
ELABORACIÓN:

Precalentar el horno a 180º con calor inferior y superior.


En un bol poner las harinas, bien mezcladas, con la sal. Hacer un hueco en el centro, verter en él los ingredientes líquidos y mezclar con una cuchara de madera hasta que ligue. Pasar a una superficie enharinada y continuar amasando con las manos hasta que se forme una bola  homogénea y no pegajosa. No ha de tener aspecto grasiento y debe ser fácil de manejar.

Con las masas es difícil dar cantidades exactas, ya que en el punto que tienen que coger influyen muchos factores imprevisibles (humedad ambiente, tipo y calidad de las harinas, etc), así que es necesario ir tanteando y añadiendo harina poco a poco en la superficie de trabajo hasta conseguir la consistencia adecuada.

Dejar reposar una ½ hora en el bol, tapada con un paño.

Separar 2/3 de la masa y estirar con el rodillo sobre una superficie enharinada. Forrar con ella el molde (previamente barnizado con aceite), dejando que cuelgue por los bordes y cubrir con el relleno deseado. Estirar el tercio de masa restante y cubrir con él la empanada, recortando lo que sobre y doblando los bordes hacia adentro, formando un cordón. Pinchar toda la superficie con un tenedor para evitar que hinche en el horno. Hornear a media altura durante 30 minutos o hasta que se vea la superficie dorada y hecha.


Como ocurre con otras masas, también se puede congelar la bola de masa y utilizar en otro momento.



Receta adaptada del libro "Cocina por Primera Vez", de Arancha Plaza Valtueña. Ed. El Drac.

lunes, 9 de mayo de 2011

Tacos de Maíz Rellenos de Pisto y Huevo (OV)



La receta de la masa para tacos que presento en esta entrada la tomé de la revista "Cocina Vegetariana" (Nº 11) hace unos meses y desde entonces la he adoptado. Tiene la ventaja de que es facilísima y rapidísima de hacer, ya que, al ser blanda (parecida a la de los crepes), no hay que amasarla a mano ni estirarla con el rodillo, sino simplemente mezclar con la batidora. El resultado, sin embargo, es muy bueno.

INGREDIENTES:

Para 4 tacos de maíz:

-         75 gr de harina integral de maíz (ecológica)
-         50 gr de harina blanca de espelta (ecológica)
-         50 gr de harina integral de espelta (ecológica)
-         250 ml de agua
-         Una pizca de sal

Para el relleno:

-         ½ berenjena pequeña
-         ½ calabacín pequeño
-         ½ pimiento rojo pequeño
-         3 tomates de rama pequeños
-         Albahaca (al gusto)
-         Sal
-         Pimienta
-         4 huevos


ELABORACIÓN:

Se puede empezar por preparar el pisto para el relleno.

Para ello, lavar, pelar y cortar en cubos pequeños el pimiento, la berenjena, el calabacín y el tomate. En una cazuela (o en una olla rápida) con unas tres cucharadas de aceite, rehogar el pimiento. Cuando ya esté un poco blandito, añadir el calabacín y la berenjena y dejar que se hagan un poco. Finalmente, añadir el tomate y seguir rehogando. Salpimentar y agregar la albahaca. Dejar que se vaya haciendo a fuego medio hasta que todas las verduras estén en su punto. Si se hace en olla rápida, que resulta muy práctico, estará listo en 5 minutos desde que empieza a salir el vapor por la válvula.


Mientras tanto, se va haciendo la masa de las tortitas. Se ponen en el vaso de la batidora todas las harinas, el agua y la sal y se baten a velocidad baja hasta obtener una masa lisa.

En una sartén de unos 20 cm, se echa una cucharadita de aceite y se deja calentar, distribuyéndolo bien por todo el fondo para que la tortita no se pegue ni se rompa. Una vez en su punto, echar la masa para una tortita en la sartén (un cacillo), repartiéndola uniformemente por todo el fondo. Esperar a que cuaje y se dore y darle la vuelta para dorarla por el otro lado. Reservar en un plato. Continuar hasta terminar de hacer todas las tortitas.

Freír los huevos o mejor, hacerlos a la plancha. Reservar.

Rellenar cada taco poniendo un huevo sobre un lecho de pisto y doblar en media luna. Pasarlos de nuevo -rellenos y doblados- por la sartén, sin aceite, para calentarlos y que cojan la forma. Servir inmediatamente.


Receta de la masa tomada de la revista "Cocina Vegetariana" (Nº 11).

domingo, 8 de mayo de 2011

Pan de Plátano ("Banana Bread") (SG)


Con este plato participo en el Concurso Sin Gluten de Pikerita. El reto es complicado, ya que me parece que va a ser muy difícil sorprender a sus hijos con algo que ella no les haya preparado ya, pero aquí está mi aportación con todo el cariño.



Este es un delicioso ejemplo de la gastronomía tradicional británica. Aunque se denomina “pan”, ofrece más bien el aspecto de un “cake” con un delicado sabor a plátano. La receta que aquí presento es un híbrido que he creado a partir de una –buenísima- que me dio hace tiempo una amiga y la que ofrece la polifacética y ya clásica cocinera británica Delia Smith en su libro “Delia’s Complete Cookery Course”.  

Tengo que decir que durante mucho tiempo, cuando veía en los libros de cocina el nombre de esta receta, no mostraba ni el más mínimo interés por ella, ya que nunca me han gustado las cosas con sabor a plátano: los chicles, los yogures… siempre me han producido cierta repugnancia. Cuando probé el pan de plátano por primera vez, sin embargo, su sabor me sorprendió muy gratamente y ahora lo hago con frecuencia, ya que nos gusta mucho.

Para elaborarlo es necesario que los plátanos estén muy, muy maduros, ya que es así cuando se encuentran en su punto óptimo de sabor como ingrediente de repostería.

INGREDIENTES:

-          300 gr de harina de arroz (he utilizado integral y ecológica)
-          2 huevos
-          2-3 plátanos muy maduros (yo he utilizado 3 no muy grandes)
-          118 ml de aceite (de oliva virgen extra)
-          1 cucharadita de bicarbonato
-          200 gr de azúcar (he utilizado “panela”)
-          50 gr de nueces troceadas
-          Ralladura de limón y naranja (al gusto)

ELABORACIÓN:

Precalentar el horno a 190º.

En un plato aplastar los plátanos con un tenedor hasta hacerlos puré.

En un bol mezclar la harina con el bicarbonato.

Aparte, en otro bol, batir (con la batidora de varillas) los huevos con el azúcar. Añadir el aceite y volver a batir. Agregar luego la harina. En este punto es normal que la mezcla quede un poco espesa, no os preocupéis.

Añadir el puré de plátanos, las ralladuras de naranja y limón y las nueces y mezclar bien con la batidora.

Verter la mezcla en un molde de cake engrasado con aceite y hornear hasta que la superficie esté dorada y el interior esté hecho. En mi horno tarda en torno a los 45 minutos.


Dejar enfriar y servir cortado en rodajas. En Gran Bretaña se suele tomar untado de mantequilla pero a mí me parece que es una pena ocultar el delicioso sabor de este “pan” , que está buenísimo así, tal cual, con una taza de café o té con leche.





NOTA: Para esta receta (y otras muchas de origen americano) yo siempre utilizo el sistema de medida americano, es decir, por volumen. Aunque he convertido todas las cantidades al sistema métrico para esta entrada, os recomiendo echar un vistazo a Medidas Americanas.

Medidas Americanas



Algunas de las recetas que hago habitualmente y que iré publicando son de origen americano o británico y suelen recurrir a un sistema de medición diferente al nuestro. Si bien es cierto que la mayoría de los libros de cocina británicos ya suelen incorporar la doble versión (imperial y métrica), no ocurre lo mismo con las recetas americanas, que normalmente sólo utilizan el sistema de "tazas" y "cucharadas". 

En este sistema lo que se entiende por "taza" no es cualquier taza, "taza de desayuno", "de té", etc, sino una medida estándar con una capacidad concreta. Por otro lado, como se basa en el volumen,  dependiendo del tipo de ingrediente que utilicemos el peso va a variar. 

Aunque yo voy a traducir siempre las medidas de mis recetas mediante este conversor online que es bastante ajustado, ya que permite elegir el ingrediente que queremos convertir, si tenéis intención de hacer repostería americana con cierta frecuencia, os recomiendo que tengáis un juego de medidores de "tazas" y "cucharadas" a mano, ya que resulta muy práctico y os ahorrará un montón de vueltas.

Si os decidís, debéis prestar atención al comprarlos, ya que existen distintos tipos y no todos corresponden a las medidas americanas, lo cual supondría correr riesgos innecesarios...

NOTA: (25/04/2012)

Los dos tipos de medidas de taza más útiles son:

- la medida americana estándar                                     1 taza = 240 ml
- la medida australiana y canadiense estándar                     1 taza = 250 ml

Lógicamente, todo depende del país al que pertenezcan las recetas que queremos hacer.   Aquí suele ser más común hacer recetas americanas que australianas. Algunos libros de cocina lo aclaran al principio para evitar confusiones. Si se sacan las recetas de internet, hay que tener el cuidado de mirar la fuente de la receta y el país al que pertenece aquélla.

A veces se venden tazas de 235 ml, que no corresponden a ninguna medida concreta (existe la taza de 237 ml como medida americana doméstica). La medida estándar británica es de 280 ml, creo, pero no es habitual ver recetas que la utilicen (suelen usar onzas, pintas, etc., junto con su equivalente en el sistema métrico decimal, así que no suele plantear problema) y nunca he visto medidores con esta capacidad. Desconozco si se comercializan actualmente.

Respecto a los medidores de cucharadas, la medida estándar es:

1 cucharada       = 15 ml
1 cucharadita    = 5 ml

Ojo, porque también se pueden encontrar por ahí medidores de este tipo con medidas no estándar...

miércoles, 4 de mayo de 2011

Peras al Vapor al Aroma de Naranja (VG, SG)


Esta receta la descubrí en el libro “Cocinar...¡A Todo Vapor!” de Hilda Parisi, una colección de recetas muy saludables e interesantes. Esta es la segunda vez que la hago, ya que hace poco que me compré el libro, pero quería aprovechar que aún hay buenas peras de temporada en el mercado para repetir. Es un postre que me sorprendió muchísimo por aromático y sabroso y se ha convertido en favorito.


Con él participo en el evento vegetariano-vegano Cocinamos sin Crueldad CSC#5, en el que este mes Angela, de Con Aroma a Canela, nos propone esta sugerente especia como ingrediente.

csc3 Tapas

Para hacerlo se necesita una cazuela de cocinar al vapor o un cestillo para tal fin que se pueda meter dentro de una cazuela  (ver "Utensilios para Cocción al vapor" al final de la receta).

INGREDIENTES: (Para 2 personas)
-         2 peras rojas
-         2 cucharadas de azúcar moreno (he utilizado “mascobado”, por ser muy aromático)
-         1 naranja
-         1 rama de canela


ELABORACIÓN:

El primer paso será preparar la cazuela para cocer las peras al vapor. Para ello, se pone agua en el compartimento inferior, sin que llegue a tocar el cestillo o cazuela donde se colocarán las peras, y se lleva a ebullición.

Mientras tanto, se van pelando, descorazonando y cortando longitudinalmente en dos las peras. Cuando el agua está hirviendo, se colocan las peras en el cestillo, con la parte cortada hacia arriba,  y se espolvorean con ½ cucharada de azúcar. Sobre cada mitad se coloca un trozo de piel de naranja, que se habrá lavado y cepillado bien previamente para quitar la posible suciedad, pesticidas y ceras que pueda traer “puestas”.  


Se exprime el zumo de la naranja y se rocían las peras con algo menos de la mitad, reservando el resto. Se tapa la olla y se deja cocer a fuego lento durante unos 25 minutos.

Aparte, vamos preparando la salsa. Ponemos a cocer el resto del jugo de naranja con el resto de azúcar y la canela durante unos 15 minutos o hasta que veamos que se reduce y alcanza el punto de espesor que nos interesa.

Cuando las peras estén listas, emplatamos y rociamos con la salsa de naranja. Se pueden servir frías, templadas o calientes. A mí me encantan templaditas… Mmmmm…




A continuación, un resumen visual de los utensilios de cocción al vapor más comunes. El que he utilizado en esta receta es la cazuela al vapor pero valdría cualquier otro.



Receta tomada del libro “Cocinar... ¡A Todo Vapor!” de Hilda Parisi (Ed. Océano-Ambar).