Páginas

¡BIENVENID@!

¡BIENVENID@!

En este blog encontrarás las recetas que he ido descubriendo, adaptando, reinventando o creando… sin trigo, sin levaduras ni lácteos. Lo que en principio parece una limitación, se puede convertir, con un poco de cariño, imaginación y ganas de experimentar cosas nuevas en un reto apasionante que permite descubrir ingredientes y sabores antes desconocidos y ensanchar los horizontes de nuestra cocina de forma saludable y sabrosa... haciéndonos sentir que el mejor restaurante está en nuestra propia casa.

miércoles, 2 de abril de 2014

Terciopelo Rojo (Crema de Remolacha) (SG / VG)


¿Verdad que es bonita? ¿A que se merece el nombre de terciopelo rojo? Así de suave es, en textura y sabor.

La remolacha me gusta tanto cruda y rallada como cocida y loncheada o triturada, en ensaladas y otros platos… pero la crema se me resistía. Durante un tiempo estuve haciendo un montón de pruebas diferentes con recetas clásicas, como el famoso Borscht polaco y otras más alternativas, pero el resultado siempre era parecido… con un dulzor excesivo que no me acababa de convencer. No obstante, me negaba a asumir que la crema de remolacha no estaba hecha para mí, no me gusta darme por rendida.

Andaba yo con estos experimentos cuando, durante un viaje que hicimos el pasado otoño, tuvimos la suerte de comer en un local vegano donde nos sirvieron “la” crema de remolacha, la definitiva. Deliciosa, justo lo que yo andaba buscando, con sabor a remolacha pero sin su excesivo dulzor. No me lo podía creer. Justo lo que yo quería. Como el personal que llevaba el local era muy amable, me atreví a contarle al chico que nos atendió mis experimentos fallidos y elogiar su crema y, para mi sorpresa, resultó ser el mismo que la había hecho, que me contó sin ningún tapujo su secreto. Se lo agradecí enormemente y en cuanto volví a casa y me hice con remolachas, me puse manos a la obra.

Hice una mezcla de las indicaciones que él me había dado con una receta que tenía y el resultado me encantó.

Recientemente, de nuevo pasando unos días en el mismo lugar, nos acercamos al local vegano a comer un día y agradecerles personalmente su generosidad al compartir su truco para un plato que nos encanta y ha pasado a formar parte de nuestro día a día. Hoy la comparto con vosotros, porque estoy segura de que a ellos les encantará que lo haga.

Para esta receta necesitamos las remolachas con sus hojas. Es esencial, ya que es lo que neutraliza el dulzor, junto con la pimienta, además de añadir matices de sabor (amargo y picante).

Si consumimos producto local, le podemos pedir al agricultor que nos las venda siempre enteras, con hojas… Ventajas de consumir localmente y conocer a los productores… ;) Si no tenemos más remedio que recurrir al súper, donde las suelen vender sin hojas, se puede probar a utilizar espinaca o acelga (u otro tipo de verdura verde que aporte cierto sabor amargo).


INGREDIENTES:

-       2 cebollas, cortadas en cubos
-       1 puerro, en rodajas
-       1 boniato, en cubos (si no, patata)
-       1 diente de ajo
-       4 remolachas pequeñas, cocidas (*)
-       hojas de remolacha (**)
-       tomillo, al gusto
-       sal
-       pimienta negra
-       aceite de oliva (v.e.)
-       Mugi miso o genmai miso (opcional)

(*) Para cocer las remolachas, retirar las hojas y reservarlas. Lavar los tubérculos bien y cocer, enteras y sin pelar, hasta que estén tiernas (unos 45 minutos en olla normal o 25 minutos en olla rápida). Dejar enfriar un poco y pelar con cuidado de no quemarse.

(**) Respecto a las hojas de remolacha, lavarlas bien y eliminar los tallos. La cantidad que se necesita va a depender del tamaño de las remolachas, yo no suelo utilizar todas. Es mejor ir tanteando, si nos pasamos la crema quedará demasiado amarga, si nos quedamos cortos, demasiado dulce.


ELABORACIÓN:
En una cazuela con un poco de aceite, rehogar la cebolla con una pizca de sal hasta que esté casi transparente. Añadir el ajo picado y el tomillo y seguir rehogando hasta que se termine de hacer la cebolla.

Salpimentar y añadir la hoja de remolacha troceada, el boniato y la remolacha cortada en cubos. Rehogar un poco más y añadir agua o caldo de verduras hasta cubrir. Cocer hasta que esté todo tierno.

Triturar con la batidora (o pasapurés), vigilando la textura para encontrar el punto que queramos. Se puede retirar líquido al principio e ir añadiendo luego si hace falta.

Como en todas las sopas, se puede añadir un poco de miso una vez que esté lista, sin que llegue a hervir para que no se pierdan sus propiedades. Le dará un sabor muy rico y nos hará muy bien ;)


Decorar al gusto con nata vegetal, hierbas secas (en la foto de arriba yo utilicé tomillo seco, en esta de aquí, nata vegetal casera), costrones de pan frito, etc. y ¡a disfrutar!

4 comentarios:

  1. Cuanto tiempo!!!! sin verte, con lo que me gusta que nos enseñes cositas sanas y ricas.
    Y esta sopita tuya con un alimento medicina no se puede rechazar ;)))
    Un saludito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Mijú! Muchas gracias por tu comentario, yo también me alegro de "verte" por aquí. Sí, es cierto que hacía tiempo que no publicaba. Mi cocina sigue en plena actividad, disfrutando y aprendiendo día a día ;) pero no siempre me resulta fácil seguir el mismo ritmo con el blog.

      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Hola, lo primero ¡¡muchas gracias por tus recetas!! Me están abriendo un mundo de posibilidades, a mí, que no soy muy cocinitas. Gracias.
    Y ahora, otra cosilla, en esta receta ¿cuándo se echa el puerro? :-D

    Un abrazo, Eider

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Eider: ¡Gracias a ti por ser tan agradecida! Me alegra que el blog te resulte útil :)
      Huy! Perdón por el lapsus del puerro, se añade al principio, con el ajo. Un abrazo.

      Eliminar

¿Te animas a dejarme un comentario?