¡Hola a tod@s! Después de este paréntesis vacacional y una vez que nos hemos ido reincorporando a nuestra vida laboral, vamos volviendo también a nuestras actividades y aficiones habituales, entre ellas el blog. No es que haya dejado de cocinar en vacaciones, pero sí que he desconectado un poco de todo para recargar pilas.
Quiero aprovechar este momento para agradeceros vuestras visitas y comentarios en este tiempo de descanso en el que el blog ha estado inactivo en cuanto a publicación pero vivo gracias a vosotr@s. GRACIAS.
En esta parte del país no hemos tenido un verano muy afortunado en términos climatológicos. Mientras la mayor parte de España se quejaba de estar achicharrada aquí lucía poco el sol y, a veces, hasta hacía fresco (por utilizar un término muy del norte, pero no demasiado exacto, léxicamente hablando). No, no ha sido el mejor verano. Los mejores días han venido ahora, en la primera semana de septiembre, con un sol delicioso y un calorcillo envidiable que permitía ir a la playa antes o después de la jornada laboral, incluso a última hora de la tarde... ¡Mmm!
Pero septiembre es septiembre y no se pueden pedir peras al olmo... Estos dos últimos días las temperaturas han ido bajando, el sol se ha ido escondiendo y apetecen platos un poco más calentitos...
Es así como se me ocurrió preparar este plato, que he hecho hoy por primera vez pero que ha quedado oficialmente incorporado al recetario de nuestra casa, después del "9" que le ha dado uno que yo me sé, que no suele ser muy generoso con las novedades.
La idea la cogí de un libro de cocina gallega de una amiga... garbanzos con mejillones. Pero me interesaba darle un giro a la receta y utilicé como base una vegetariana de Montse Bradford con interesantes cualidades nutricionales: la proteína vegetal de los garbanzos, los minerales del alga, las propiedades alcalinizantes y reguladoras de la flora intestinal del miso... Los mejillones, por su parte, hacen un aporte interesante de hierro, aunque he de confesar que si por mí fuera, lo dejaría sin proteína animal y combinado con un poco de arroz integral.
El resultado ha sido muy sabroso, aparte de nutritivo, así que compartiendo este descubrimiento retomo la actividad del blog, esperando que pueda ser útil :)
INGREDIENTES: 2-3 raciones
- 1/2 kg de mejillones frescos
- 4 langostinos crudos
- garbanzos (yo los echo a ojo, serán como dos tazas, previamente remojados durante toda la noche)
- 1 cebolla mediana,
- 2 zanahorias grandes o 3 pequeñas,
- tomillo seco (al gusto)
- 2 hojas de laurel
- 2-3 trozos de alga kombu
- 1 cucharada de mugi miso (o miso de cebada)*
- sal
- aceite de oliva (virgen extra)
- azafrán (yo he utilizado una bolsita en polvo)
- perejil
*¡Atención! El mugi miso NO es apto para celíacos. En este caso, omitidlo, aunque indudablemente el sabor del plato será diferente, ya que es un condimento muy sabroso. También podéis probar con otro tipo de miso que no lleve gluten (de arroz, por ejemplo), pero yo no lo he utilizado nunca y no os podría decir cómo queda.
ELABORACIÓN:
Lavar bien los mejillones en agua con sal, frotando para quitar la suciedad, y ponerlos en una cazuela con una hoja de laurel y un pequeño fondo de agua. (Como sueltan mucha agua al cocer, podríamos perfectamente cocerlos sin nada, al vapor, pero nos interesa tener un poco de agua de cocción para añadir luego al guiso, le dará un sabor muy bueno). Cocer hasta que vayan abriendo las cáscaras, separarlas y reservar los mejillones por un lado y el agua de cocción, colado (y filtrado si hace falta) por otro.
Mientras tanto, vamos preparando el fondo de verduras. En una olla rápida ponemos un poco de aceite en el que rehogaremos la cebolla picada fina con un poco de sal. Cuando empiece a estar transparente, añadimos la zanahoria, pelada (o muy lavada y raspada) y cortada en rodajas y seguimos rehogando.
 |
Alga kombu deshidratada |
Agregamos el tomillo y el laurel, los garbanzos (yo los puse en una bolsita de malla para poder sacarlos fácilmente una vez cocidos), los trozos de alga kombu y el agua justa para cubrir el conjunto. Dejar hervir destapado. Una vez que hierve, tapar la olla y cocer, cuando empiece a salir vapor por la válvula, el tiempo necesario para que se hagan los garbanzos (y que puede variar dependiendo de la olla). En mi caso, los dejé unos 25 minutos.
Una vez cocidos, se saca la bolsa y se reservan los garbanzos.
Por otro lado, se pasa el contenido de la olla por la batidora o pasapurés (alga kombu incluida). Calculamos la cantidad que podemos necesitar (no será todo) y si quedara demasiado líquido, añadiremos unos garbanzos a la batidora para espesar. Ponemos el caldo resultante (un poco espeso ahora) en una cazuela de barro a fuego medio-bajo, añadimos el azafrán, revolviendo bien e incorporamos los garbanzos, dejándolos hervir destapados un poco. Después de unos minutos, agregamos los mejillones y cocemos un poco más. Se trata de que se mezclen los sabores y el caldo coja el punto que nos guste (en mi caso, un poquito espeso).
 |
Alga kombu cocida |
Finalmente, apagamos el fuego y añadimos el miso, revolviendo muy bien para integrarlo en el conjunto. Conviene recordar que pierde sus propiedades si hierve. Comprobar el punto de sal teniendo en cuenta que el miso es un condimento salado.
 |
Mugi miso o miso de soja con cebada |
Para servir, espolvoreamos con perejil fresco picado y decoramos con los langostinos a la plancha. ¡Muy rico!
 |
No ha quedado ni rastro... |
Receta basada en una del libro "Alquimia en la Cocina" de Montse Bradford, ed. Océano-Ambar.