La entrada de hoy no es una receta, sino un pequeño truco para tener siempre a mano ralladura de naranja (o de otros cítricos: mandarina, limón, lima) de primerísima calidad para nuestra repostería.
Aprovechando que aún está la naranja en temporada y que ya la puedo conseguir ecológica en mi zona, he decidido rentabilizarla al máximo y os recomiendo que hagáis lo mismo si tenéis ocasión. La naranja ecológica tiene un montón de virtudes: tiene un sabor increíble, muy dulce y sabroso y podemos utilizar su piel con plenas garantías, ya que no lleva pesticidas ni ceras, aparte de las virtudes que las características de su cultivo tienen para nuestra salud, como ocurre con todo lo ecológico. Si alguien tiene reparos por miedo al precio... yo las compro por 1€/kg.
Este modo de preparar la ralladura se lo vi hace tiempo a Sonia de l'Exquisit, que a su vez se lo había visto a otra bloguera. Es una manera estupenda de tenerla lista para cualquier ocasión. Yo lo hago en horno en lugar de microondas y lo guardo en bote hermético.
Y con esta entrada me despido durante un tiempo. Aprovecho las vacaciones en el trabajo para tomarme un descanso y volver con energías renovadas. De todos modos, seguiré pendiente del blog y del correo de vez en cuando.
Un abrazo muy fuerte a todos los que os pasáis por aquí y mis mejores deseos para que disfrutéis de estos días de descanso.
INGREDIENTES:
- Naranjas ecológicas
ELABORACIÓN:
El primer paso consiste en lavar concienzudamente las naranjas que vayamos a utilizar, frotándolas bien bajo el grifo y cepillándolas para quitarles toda la suciedad, polvo, etc.
Luego se pelan con el pelapatatas de manera que podamos sacar la piel muy fina, sin la parte blanca que da sabor amargo. Vamos poniendo las pieles en un molde para horno y cuando tenemos todas, lo metemos un ratín en él, hasta que veamos que están un poco secas, pero vigilando para que no se pasen de punto ni se quemen (yo lo he hecho al hornear un bizcocho, así que la temperatura puede ser entre 160-180º).

Una vez lista, se pone en un tarro hermético y ya tenemos ralladura preparada para utilizar en cualquier momento. Se conserva estupendamente. La mía lleva como unas 3-4 semanas y está en perfectas condiciones y buenísima. Hoy la he utilizado en la masa de unos frixuelos (crepes) sencillos y tenían un sabor increíble, resultaron buenísimos ;)