Los aceites aromatizados me encantan, son un recurso muy interesante para dar un toque diferente a nuestra cocina del día a día.
En otra ocasión publiqué la receta del aceite de albahaca, que tiene un sabor increíble. El de hoy es de trufa, un complemento muy interesante a nuestros platos a base de setas o champiñones, ya que intensifica su sabor. La única precaución que hay que tener es consumirlo en poco tiempo, pues se degrada con facilidad y puede ocasionar problemas (botulismo). Es mejor hacer poca cantidad de cada vez y repetirlo cuando se necesite porque no necesita mucho tiempo de reposo.
Para su elaboración hay dos posibilidades:
a) Simplemente dejar la trufa macerando en el aceite, o
b) Calentar el aceite con la trufa, cortada en láminas muy finas, a unos 60-65º durante un par de horas, enfriar y colar.
Parece ser que la segunda opción retrasa un poco el proceso de degradación, pero es necesario tener cuidado de todos modos, pues sigue habiendo riesgo.
Yo he hecho la primera pues lo iba a consumir en muy poco tiempo.
INGREDIENTES:
- 125 ml de aceite de oliva virgen extra
- 5 gr de trufa negra
ELABORACIÓN:
Rallar la trufa y mezclarla con el aceite de oliva en un tarro o botella pequeña de cristal. Dejar reposar, bien tapada, en la nevera hasta que se mezclen bien los aromas.
Conservar siempre tapado en la nevera y consumir en pocos días.
Fuente: Gastonomía y Cía.
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