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¡BIENVENID@!

¡BIENVENID@!

En este blog encontrarás las recetas que he ido descubriendo, adaptando, reinventando o creando… sin trigo, sin levaduras ni lácteos. Lo que en principio parece una limitación, se puede convertir, con un poco de cariño, imaginación y ganas de experimentar cosas nuevas en un reto apasionante que permite descubrir ingredientes y sabores antes desconocidos y ensanchar los horizontes de nuestra cocina de forma saludable y sabrosa... haciéndonos sentir que el mejor restaurante está en nuestra propia casa.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Licuado de Manzanas, Zanahorias y Jengibre (VG, SG)


Aunque el verano ya va, poco a poco, quedando atrás, en este norte nuestro estamos teniendo ahora el tiempo estival que nos faltó en su momento. Es por eso que aún apetecen, en medio de estos bochornos, los licuados de frutas. 


Este resulta delicioso y muy saludable, estupendo para tomar como parte del desayuno, a media mañana o media tarde. La combinación de manzana y zanahoria es ya clásica, pero el jengibre le da un toque muy especial, con su característico sabor dulce y ligeramente picante, aparte de enriquecerlo de forma muy interesante desde el punto de vista nutritivo. El conjunto tiene un gran valor antioxidante.

INGREDIENTES:
- 2 manzanas (yo he utilizado Royal Gala)
- 2-3 zanahorias, dependiendo del tamaño
- 1 trozo de raíz de jengibre fresca de unos 3 cm


ELABORACIÓN:


Pelar, descorazonar y trocear las manzanas y poner en la licuadora. Si son ecológicas se pueden lavar bien y dejar con la piel.
Pelar (o lavar mucho y raspar) y trocear las zanahorias y poner en la licuadora.
Agregar el trozo de jengibre, pelado y cortado en trozos más pequeños y licuar.


Mezclar bien todos los ingredientes, una vez licuados y servir inmediatamente. ¡Qué rico!



Esta receta ha sido tomada de la revista Desserts Magazine.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Galletas de Avena Australianas (ANZAC Biscuits) (VG)

¡...Por los pelos, pero llego a tiempo para el CSC#9! Este mes, Claudia, de Mivegablog nos propone un reto muy interesante... viajar desde nuestra cocina a nuestros lugares favoritos y traer una receta de allí. 


Aunque hay muchos que me encantan, el país que he elegido es Australia, porque a pesar de que no lo he visitado (aún), es el primero que recuerdo haber querido conocer desde niña. En aquel momento me resultaba muy exótico y atractivo, tan lejano y diferente. Con el tiempo, fui conociendo muchas más cosas de su historia y su origen como colonia británica, su cultura aborigen, su naturaleza única y preciosa, el carácter de su gente, etc. y el deseo de poder visitarlo algún día no ha hecho sino avivarse con el paso de los años.




Curiosamente, cuando me planteé esto para el CSC me di cuenta de que lo que no conocía en absoluto era su gastronomía. Lo cierto es que me ha sorprendido a mí misma que nunca se me hubiese ocurrido indagar en ese aspecto. Al hacerlo ahora he descubierto que el período colonial británico ha dejado una clara huella en la cocina australiana, ya que ambos países tienen muchos platos en común pero buscando algo tradicionalmente australiano me topé con estas galletas, que no conocía y me enamoraron a primera vista.


Me gustó mucho la receta en sí pero me llamó aún más la atención su historia. Su nombre (ANZAC) corresponde a las siglas del ejército australiano y neozelandés (Australian and New Zealand Army Corps). Curioso ¿verdad? Al parecer tienen este nombre porque fueron creadas durante la 1ª Guerra Mundial por las madres y esposas de los soldados que estaban en el frente. Con los ingredientes que tenían a mano, a pesar del racionamiento, idearon estas galletas para mandarles a sus hombres y que así estuvieran mejor alimentados. Actualmente, al parecer, se suelen hacer el 25 de Abril (ANZAC Day) para commemorar el sacrificio de los soldados en la 1ª Guerra Mundial. 




La receta es, originariamente, vegetariana (lleva mantequilla) pero yo la he veganizado, sustituyéndola por aceite. A pesar de que durante el amasado no las tenía todas conmigo (me parecía que serían demasiado dulces para mi gusto con el azúcar y el jarabe y el aspecto de la masa no me tranquilizaba mucho), el resultado ha sido espectacular... Están buenísimas, deliciosamente crujientes y no, no quedan demasiado dulces ni se desmigajan. ¡Son un auténtico vicio! Y por si fuera poco, se hacen en un momento y sin ensuciar casi nada... :) 


Yo que andaba buscando una buena receta de galletas de avena que me quitara el "puntín" de nostalgia de los Hob-Nobs que aún me quedaba, creo que he dado en la diana. Eso por mi parte, que por aquí alguien ha dicho que la próxima vez hay que hacer más kilos. Literalmente.


INGREDIENTES:        (para unas dos docenas)
- 100 gr de copos de avena 
- 100 gr de harina integral de espelta (eco)
- 65 gr de coco rallado
- 150 gr de azúcar (he utilizado mascobado)
- 115 ml de aceite (he utilizado de oliva virgen extra)
- 30 ml de golden syrup* (apto para vegetarianos y S/G)
- 30 ml de agua
- 1 cucharadita de bicarbonato de soda (4 gr)


* El golden syrup es jarabe de azúcar parcialmente invertido. Yo lo tenía en casa por casualidad, de la última vez que he estado en Londres, pero aquí no es fácil de encontrar. Me da la sensación de que se podría sustituir por sirope de ágave o miel sin problema, porque tienen una textura similar. El sirope de ágave es algo menos dulce.


ELABORACIÓN:


Precalentar el horno a 190º (calor inferior y superior y turbo). 


En un bol, se mezclan la avena, el coco y el azúcar.


En un cazo se ponen el golden syrup, el agua y el aceite y se calientan un poco a fuego bajo para que se disuelva el jarabe. Una vez conseguido esto, que será enseguida, se retira del fuego y se añade el bicarbonato, mezclándolo lo más posible.


Se vierte esta mezcla líquida en el bol de los sólidos y se remueve bien con una espátula o cuchara de madera para integrar bien todos los ingredientes. No os asustéis si, llegados a este punto, os parece que nada bueno puede salir de esto... ¡eso pensé yo también! El aspecto de la masa resultante es bastante curioso, ya que no liga y parece que será imposible de moldear... Que no cunda el pánico.


Una vez bien mezclado todo, se cogen porciones de masa con una cuchara y, con la mano, se moldean, apretándolas un poco para que no se deshagan y dejándolas como de 1 cm de grosor aproximadamente. Se van colocando en la bandeja de horno, previamente engrasada, o sobre una bandeja de silicona, dejando un poco de espacio entre las galletas, ya que ensanchan al cocer.


Hornear durante unos 12 minutos, dependiendo del horno. (La receta original decía entre 12 y 18 según se quisieran más blanditas o crujientes, pero a mí con 12 ya me quedaron crujientes y doraditas).




¡Espero que os gusten, por lo menos, tanto como a nosotros!


Estupendas con un vaso de leche de almendras casero




Esta receta ha sido modificada a partir de la de www.whats4eats.com








jueves, 22 de septiembre de 2011

Hamburguesas de Arroz y Garbanzos (VG)


Cuando en la entrada de mis Hamburguesas de Quinoa, allá por julio, hablaba de mi primer encuentro con las hamburguesas vegetales y la nostalgia producida durante mucho tiempo por el recuerdo de aquel sabor y textura, las que tenía en mente eran las de arroz. Esas fueron las que probé entonces, que me "engancharon" para siempre a las vegetales de un modo que las de carne jamás soñaron conseguir y me hicieron, con el tiempo, explorar otras posibilidades.

Estas que comparto hoy me recuerdan mucho a aquellas primeras. Me encanta su sabor. Las he hecho con unos pocos Garbanzos Marineros que me sobraron el otro día, pero pueden hacerse completamente vegetarianas sin que pierdan nada de su esencia, simplemente omitiendo los mejillones y langostinos de la receta de los garbanzos, ya que el miso da un intenso sabor al plato y la proteína está garantizada por los garbanzos. Es una forma excelente de aprovechar lo que queda de una comida cuando es menos de una ración. Por otro lado, la combinación con el arroz complementa de maravilla los nutrientes que aportan los garbanzos.

INGREDIENTES:

- 1/2 tazón de garbanzos ya preparados ("Marineros" o no, según se quieran omnívoros o vegetarianos, siguiendo la receta del enlace que aparece arriba)
- arroz integral o blanco hervido (previamente rehogado con un poquito de ajo picado); la cantidad va a depender de lo espesos que queden los garbanzos al triturarlos; en mi caso sería como un tazón aproximadamente
- pan rallado (el necesario para que las hamburguesas cojan la consistencia necesaria para manejarlas con facilidad sin que se deshagan) 
- Aceite de oliva (virgen extra)

ELABORACIÓN:

Pasar por la batidora los garbanzos. A mí me quedaron como un puré más bien poco espeso, así que añadí el arroz suficiente para que la masa resultara compacta. Para darle el punto de consistencia final, se agrega pan rallado poco a poco hasta que se ve que se pueden moldear y manejar bien sin que se rompan. No hace falta añadir más condimentos para dar sabor porque los garbanzos de esta receta ya son muy sabrosos. Lo que sí se puede añadir es un poco de perejil picado o pimentón dulce para dar un toque de color, cosa que yo no hice porque se me ocurrió después :|

Una vez moldeadas las hamburguesas, se hacen a la plancha con un "pelín" de aceite y se deja que se doren bien.



... Y ¡listas para disfrutarlas!



sábado, 17 de septiembre de 2011

Garbanzos Marineros


¡Hola a tod@s! Después de este paréntesis vacacional y una vez que nos hemos ido reincorporando a nuestra vida laboral, vamos volviendo también a nuestras actividades y aficiones habituales, entre ellas el blog. No es que haya dejado de cocinar en vacaciones, pero sí que he desconectado un poco de todo para recargar pilas. 

Quiero aprovechar este momento para agradeceros vuestras visitas y comentarios en este tiempo de descanso en el que el blog ha estado inactivo en cuanto a publicación pero vivo gracias a vosotr@s. GRACIAS.

En esta parte del país no hemos tenido un verano muy afortunado en términos climatológicos. Mientras la mayor parte de España se quejaba de estar achicharrada aquí lucía poco el sol y, a veces, hasta hacía fresco (por utilizar un término muy del norte, pero no demasiado exacto, léxicamente hablando). No, no ha sido el mejor verano. Los mejores días han venido ahora, en la primera semana de septiembre, con un sol delicioso y un calorcillo envidiable que permitía ir a la playa antes o después de la jornada laboral, incluso a última hora de la tarde... ¡Mmm!

Pero septiembre es septiembre y no se pueden pedir peras al olmo... Estos dos últimos días las temperaturas han ido bajando, el sol se ha ido escondiendo y apetecen platos un poco más calentitos...

Es así como se me ocurrió preparar este plato, que he hecho hoy por primera vez pero que ha quedado oficialmente incorporado al recetario de nuestra casa, después del "9" que le ha dado uno que yo me sé, que no suele ser muy generoso con las novedades.

La idea la cogí de un libro de cocina gallega de una amiga... garbanzos con mejillones. Pero me interesaba darle un giro a la receta y utilicé como base una vegetariana de Montse Bradford con interesantes cualidades nutricionales: la proteína vegetal de los garbanzos, los minerales del alga, las propiedades alcalinizantes y reguladoras de la flora intestinal del miso... Los mejillones, por su parte, hacen un aporte interesante de hierro, aunque he de confesar que si por mí fuera, lo dejaría sin proteína animal y combinado con un poco de arroz integral. 

El resultado ha sido muy sabroso, aparte de nutritivo, así que compartiendo este descubrimiento retomo la actividad del blog, esperando que pueda ser útil :)

INGREDIENTES: 2-3 raciones
- 1/2 kg de mejillones frescos
- 4 langostinos crudos
- garbanzos (yo los echo a ojo, serán como dos tazas, previamente remojados durante toda la noche)
- 1 cebolla mediana, 
- 2 zanahorias grandes o 3 pequeñas, 
- tomillo seco (al gusto)
- 2 hojas de laurel
- 2-3 trozos de alga kombu
- 1 cucharada de mugi miso (o miso de cebada)*
- sal
- aceite de oliva (virgen extra)
- azafrán (yo he utilizado una bolsita en polvo)
- perejil

*¡Atención! El mugi miso NO es apto para celíacos. En este caso, omitidlo, aunque indudablemente el sabor del plato será diferente, ya que es un condimento muy sabroso. También podéis probar con otro tipo de miso que no lleve gluten (de arroz, por ejemplo), pero yo no lo he utilizado nunca y no os podría decir cómo queda.

ELABORACIÓN:

Lavar bien los mejillones en agua con sal, frotando para quitar la suciedad,  y ponerlos en una cazuela con una hoja de laurel y un pequeño fondo de agua. (Como sueltan mucha agua al cocer, podríamos perfectamente cocerlos sin nada, al vapor, pero nos interesa tener un poco de agua de cocción para añadir luego al guiso, le dará un sabor muy bueno). Cocer hasta que vayan abriendo las cáscaras, separarlas y reservar los mejillones por un lado y el agua de cocción, colado (y filtrado si hace falta) por otro.

Mientras tanto, vamos preparando el fondo de verduras. En una olla rápida ponemos un poco de aceite en el que rehogaremos la cebolla picada fina con un poco de sal. Cuando empiece a estar transparente, añadimos la zanahoria, pelada (o muy lavada y raspada) y cortada en rodajas y seguimos rehogando.
Alga kombu deshidratada
Agregamos el tomillo y el laurel, los garbanzos (yo los puse en una bolsita de malla para poder sacarlos fácilmente una vez cocidos), los trozos de alga kombu y el agua justa para cubrir el conjunto. Dejar hervir destapado. Una vez que hierve, tapar la olla y cocer, cuando empiece a salir vapor por la válvula, el tiempo necesario para que se hagan los garbanzos (y que puede variar dependiendo de la olla). En mi caso, los dejé unos 25 minutos.


Una vez cocidos, se saca la bolsa y se reservan los garbanzos.

Por otro lado, se pasa el contenido de la olla por la batidora o pasapurés (alga kombu incluida). Calculamos la cantidad que podemos necesitar (no será todo) y si quedara demasiado líquido, añadiremos unos garbanzos a la batidora para espesar. Ponemos el caldo resultante (un poco espeso ahora) en una cazuela de barro a fuego medio-bajo, añadimos el azafrán, revolviendo bien e incorporamos los garbanzos, dejándolos hervir destapados un poco. Después de unos minutos, agregamos los mejillones y cocemos un poco más. Se trata de que se mezclen los sabores y el caldo coja el punto que nos guste (en mi caso, un poquito espeso).
Alga kombu cocida
Finalmente, apagamos el fuego y añadimos el miso, revolviendo muy bien para integrarlo en el conjunto. Conviene recordar que pierde sus propiedades si hierve. Comprobar el punto de sal teniendo en cuenta que el miso es un condimento salado.

Mugi miso o miso de soja con cebada
Para servir, espolvoreamos con perejil fresco picado y decoramos con los langostinos a la plancha. ¡Muy rico!

No ha quedado ni rastro...


Receta basada en una del libro "Alquimia en la Cocina" de Montse Bradford, ed. Océano-Ambar.